Se calcula que en el 60% de los casos de enfermedades congénitas o hereditarias el problema es de origen desconocido; entre un 25-30% la causa es identificada y entre un 10-20% se atribuye a causas ambientales.
Los defectos congénitos son en los países desarrollados una de las primeras causas de morbimortalidad infantil, llegando a afectar al 3% de los recién nacidos y alcanzando casi un 25% de las muertes perinatales.
Por ello, cuando se va a tener un hijo la mayor preocupación de los padres es que nazca sano. No es posible saberlo en todos los casos, pero en muchos sí. Las nuevas tecnologías permiten reconocer al feto y hacer un diagnóstico prenatal para saber cómo es su salud y descubrir malformaciones congénitas y problemas cromosómicos. En la actualidad existen dos tipos de pruebas: no invasivas e invasivas.
Pruebas no invasivas
Una de las pruebas más modernas para el diagnóstico genético prenatal no invasivo es el denominado test Harmony que ya está presente en los principales hospitales privados de nuestro país. Esta prueba prenatal evalúa el riesgo de anomalías cromosómicas fetales más frecuentes: la trisomía 21 o Síndrome de Down, la trisomía 13 o Síndrome de Patau o la trisomía 18 o Síndrome de Edwards; midiendo la cantidad relativa de cromosomas en la sangre materna, a través de un sencillo análisis de sangre.
Triple screening
En la actualidad, el protocolo a seguir para definir el riesgo potencial de que el feto tuviera alguna anomalía cromosómica, consiste en realizar a la embarazada las pruebas de cribado, el denominado triple screening. Consiste en una valoración del riesgo de cromosomopatía que se obtiene combinando tres marcadores bioquímicos presentes en la sangre de la madre: PAPP-A, beta-HCG libre y estriol libre.
Estos valores bioquímicos se cruzan con los datos procedentes de la medición de la traslucencia nucal del feto determinada por ecografía y se ponderan en función de datos demográficos (edad de la madre, raza, peso, si es fumadora, o tiene diabetes) arrojando un algoritmo de control que mide las posibilidades que existen de que el feto tenga una anomalía. Mediante estos parámetros, se obtiene una predicción de riesgo: si este riesgo es superior a 1/270 se recomienda realizar exámenes más precisos como una amniocentesis o una biopsia corial para descartar o confirmar el riesgo.
El triple screening es una prueba no invasiva, porque no se penetra en el útero, se realiza entre la semana diez y trece de gestación, siendo entre la semana once y doce cuando arroja un resultado más fiable, con una sensibilidad diagnóstica de entre el 86 y el 90 por ciento y cinco por ciento de falsos positivos.
Pruebas invasivas
Cuando por uno u otro procedimiento de screening se llega a la conclusión de que se trata de una gestación con riesgo elevado de tener un feto con una anomalía cromosómica, se debe realizar un procedimiento invasivo para hacer el diagnóstico con certeza.
La biopsia de corion es una técnica de diagnóstico prenatal que consiste en conseguir una muestra de las vellosidades coriales, que contienen células fetales y que se encuentran en la placenta. Suele hacer sin anestesia por vía transvaginal. Bajo control ecográfico se introduce una sonda o bien una pinza con la que se obtienen las células. Se practica entre la novena y la décimo segunda semana y, en ocasiones, el resultado puede tenerse entre cuarenta y ocho horas o setenta y dos horas.
Se emplea para el diagnóstico de las enfermedades hereditarias como la fibrosis quística o la hemofilia. La prueba tiene un riesgo de aborto de entre un siete y un ocho por ciento. Por ello, se aconseja guardar reposo horas posteriores y no realizar esfuerzos durante algún tiempo.
La cordocentesis es la punción del cordón umbilical que une el feto con la madre para la obtención de una muestra directa de sangre fetal para su análisis. La cordocentesis o lo que es lo mismo, la funiculocentesis, se realiza a través de control ecográfico y se realiza a partir de la semana décimo octava y el resultado se obtiene entre cuarenta y ocho horas y setenta y dos horas. Se utiliza para diagnosticar trastornos como enfermedad hemolítica por incompatibilidad sanguínea, infecciones fetales y enfermedades hereditarias.
La amniocentesis consiste en la obtención de líquido amniótico mediante una aguja punzando la bolsa amniótica a través del abdomen. Este líquido tiene células del feto que se analizan y, al cabo de unas tres semanas, se pueden ver los cromosomas y hacer un diagnóstico con plena seguridad. Se hace entre la décimo segunda y la décimo octava semana de gestación.
El análisis cromosómico por microarrays
Las nuevas tecnologías están suponiendo un extraordinario progreso en el diagnóstico genético prenatal. El último avance que se ha incorporado al abanico de técnicas diagnósticas se denomina análisis de microarrays cromosómicos. Es un nuevo sistema para analizar los cromosomas del feto que aporta más información que el estudio del cariotipo.
El análisis se realiza a partir de una muestra de líquido amniótico -obtenida mediante amniocentesis– o de tejido corial -obtenida mediante biopsia de corion- o una muestra de sangre lograda a través de la cordocentesis. Esta es la prueba más segura para la madre y los resultados se obtienen al cabo de entre siete y veinte días.
Podríamos decir que nuestro genoma es como una enciclopedia formada por 23 tomos o pares de cromosomas compuestos de ADN. El ADN a su vez, está formado por la repetición de 4 letras (o nucleótidos), que combinadas entre ellas forman genes o palabras. Las variaciones en esta combinación de letras son las responsables de la diversidad humana, pero también son el origen de las enfermedades genéticas (mutaciones).
Con el estudio del cariotipo podemos ver si existe un defecto en el número o en la estructura externa de cada tomo, pero no podemos analizarlos todos. Con los microarrays, en cambio, podemos abrir cada tomo de nuestra enciclopedia, entrar en cada párrafo y detectar si sobra o si falta información en cada uno de ellos, es decir, podemos detectar si existen mutaciones que producirán un síndrome genético.
En análisis con microarrays detecta un mayor número de alteraciones que el análisis convencional del cariotipo, hasta 90 tipos de síndromes genéticos. Además, el análisis cromosómico por microarrays permite diagnosticar algunas enfermedades graves como ciertos tipos de autismo, o la fibrosis quística o el síndrome de Digeorge que hasta ahora solo se descubrían al nacer, porque no se manifiestan en la ecografía.
En caso de abortos debidos a malformaciones o complicaciones, los microarrays sirven también para analizar tejido fetal, y obtener así la información necesaria para un asesoramiento genético que haga posible el nacimiento de un niño sano en un próximo embarazo.
Retos de futuro
Lo más revolucionario en el campo del diagnóstico prenatal es la dismorfología fetal. Hay definidos alrededor de 2.500 síndromes dismórficos o malformativos, la gran mayoría acompañados de retraso mental. El examen de la cara, y en menor grado de las extremidades, es el elemento muchas veces determinante en el diagnóstico.
El progreso en el diagnóstico prenatal y en particular el desarrollo de la ecografía 3D, está empezando a permitir la aplicación del examen dismorfológico al feto. Este estudio requiere la experiencia en síndromes raros del ecografista y también un perfecto conocimiento de las imágenes normales.
El examen dismorfológico con ecografía tridimensional es una prueba especial y no invasiva que completa el examen morfológico general de un feto de riesgo; por la presencia, por ejemplo, de una malformación general aislada o de un retraso del crecimiento intrauterino o de varias anomalías menores o de un screening combinado del primer trimestre de riesgo <1/270 en una gestante que haya decidido no hacer una prueba invasiva como la amniocentesis.
Con todas estas pruebas de puede identificar y diagnosticar casi con exactitud la presencia de algunas enfermedades que causan severos daños físicos y mentales en el bebé (y a veces también en la madre); avances y logros médicos que hace años eran impensables y que permiten que en la actualidad cada vez más bebés nazcan libres de enfermedades o alteraciones cromosómicas.
Fotos | sean dreilinger; Jug Jones; Daniel Lobo; Juan Fernández