Que un niño pequeño pegue y muerda a otro en un momento puntual no debe preocuparnos, es una forma de comunicación, está empezando a descubrir el mundo y todavía es un ser egocéntrico y posesivo. No se comporta mal deliberadamente, no sabe controlar sus impulsos y carece de habilidades lingüísticas que le permitan comunicarse con los demás. Pero eso no significa que debamos ignorar esos comportamientos, si observamos que el niño actúa sistemáticamente de forma agresiva debemos intervenir enseguida.
En este aspecto no debemos ser permisivos, ya que, lo que en principio puede ser un gesto socialmente incorrecto, si no se corrige a tiempo puede convertirse en un comportamiento agresivo. Los niños a los que no se les ha corregido sus conductas agresivas en edades tempranas tendrán tendencia a continuar dicho comportamiento cuando sean mayores y esto les traerá problemas en forma de fracaso escolar, falta de capacidad de socialización y dificultades de adaptación.
Una educación poco exigente, carente de límites y de normas, fomenta conductas agresivas, ya que el niño crece creyendo que puede hacer lo que quiere, sin tener en cuenta a los demás.
Para ayudarle a disminuir su nivel de agresividad podemos contarle cuentos que hablen de la no violencia; los niños, a través de los cuentos, se identifican con algunos personajes, y así pueden empezar a superar algunos aspectos de sus comportamientos, que pueden derivar en conductas agresivas.
También es recomendable que haga actividades fuera de casa que le hagan gastar mucha energía, si puede ser al aire libre, que haga deporte, que corra, que vaya en bicicleta, en patines, que juegue con la pelota, etcétera, de esta forma, al llegar a casa, estará más cansado y podrá relajarse más fácilmente.
A partir de los dos o tres años pueden aparecer las primeras conductas agresivas en los niños; algunos, muchas veces, se sienten frustrados porque no pueden cumplir sus deseos, y esto les hace comportarse de forma problemática.
En ocasiones, este comportamiento es una llamada de atención, por lo que debemos analizar en qué situaciones actúa agresivamente y así poder ayudarle a solucionar el problema, enseñándole unas normas de convivencia y haciéndole ver que tiene que aprender a pedir las cosas, no a conseguirlas por la fuerza.
Hay niños que tienen un carácter muy fuerte, que les cuesta cumplir las normas y que son muy impulsivos. Hay que observar si se comportan de la misma manera dentro de casa como fuera de ella y hablar con los profesores del niño para conocer cómo es su actitud dentro del aula. Es fundamental que se le corrija su conducta también en el colegio.
Puede ser que se le esté exigiendo demasiado, y que no le dejemos hacer las cosas por él mismo; necesita tener su independencia. En muchos casos, una actitud demasiado protectora le hace ponerse nervioso y puede crearle agresividad.
También es posible que el niño tenga carencias afectivas, es muy importante para él recibir nuestras de cariño, y que le presten atención; si carece de esto, intentará llamar la atención con conductas agresivas, aunque la atención que le presten cuando hace algo mal no es agradable, sentirá que sus padres están pendientes de él.
Por otro lado, es posible que el niño esté copiando una conducta violenta que está observando de cerca, en el propio entorno familiar. La familia es uno de los elementos más relevantes dentro del factor sociocultural del niño, es todo para él, es un modelo de actitud, de disciplina y de comportamiento. Es uno de los factores que más influyen en la construcción de una conducta agresiva.
También puede copiar actitudes agresivas de otros niños o bien en el colegio o de hermanos mayores, y en programas de televisión no adecuados para su edad. Hay que limitarle el tiempo de ver la televisión y si se puede analizar juntos los comportamientos de los personajes.
Los golpes y los mordiscos hacen daño a las personas que los reciben, por lo que debemos hacer saber al niño que ha hecho mal y tiene que entender que sus acciones tienen consecuencias. Hay que explicarle, desde la primera vez que observamos un comportamiento agresivo en él, que esa actitud es inaceptable. Tanto la familia como los profesores deben de corregir inmediatamente la actitud de un niño agresivo con otro. Muchas veces, incluso antes de que ocurra, debemos supervisar sus juegos y si notamos que está más nervioso de lo normal, debemos desviar su atención con otras actividades, seguro que de esta forma olvida rápidamente el motivo de su enfado.
Cuando un niño agrede a otro, hay que actuar siempre de la misma manera. Hay que separarlos inmediatamente, primero hay que atender al niño que ha sido golpeado, para ver qué le ha pasado, y acto seguido hay que dejar fuera del juego al niño que ha pegado. Tenemos que explicarle que lo que ha hecho está muy mal, que le ha hecho daño a su compañero y hasta que no pase un tiempo (cuando son pequeños ese tiempo son sólo unos minutos) no podrá seguir jugando; esto le hará empezar a entender que sus actos tienen una consecuencia. Tiene que pedir perdón siempre que haya hecho daño a alguien.
Debemos enseñarle a solucionar los conflictos mediante las palabras, siempre con mucha calma, sin enfados y por supuesto sin pegarle, si nuestra actitud es agresiva confundirá a nuestros hijos. Con el tiempo entenderá que siempre que se porte mal se le castigará dejándolo un rato solo y sin jugar. Hay que transmitirle un mensaje claro: “No se puede pegar nunca. No se puede morder nunca”.
Debemos tener paciencia y explicarle el motivo por el cual tiene que obedecer, ya que esto le ayuda a desarrollar unos valores propios y una conciencia. Cuando el niño esté más tranquilo, hablaremos con él y le mostraremos modelos de conducta no agresivos, otras vías para solucionar conflictos: el razonamiento. Se le puede ayudar a controlar sus impulsos mediante ejercicios de relajación. También hay que recompensar su buen comportamiento felicitándole si ha logrado pedir las cosas en vez de conseguirlas a la fuerza, esto le hará comprender la importancia del diálogo. Podemos crear un panel de premios por no pegar; por cada día que no haya pegado se le pondrá una cara sonriente, hay que informarle los días que necesita para conseguir el premio (mejor que no sea un premio material).
Fotos | Sabine75; Sabine75; Donnie Ray Jones