Es importante saber elegir bien el calzado de los niños en cada una de sus etapas. Una mala elección podría a la larga dejar secuelas en el pie de los niños. Para comenzar, no se recomienda poner zapatos a los bebés que aún no anden ni gateen, si la finalidad es algo estético o bien es para combatir el frío, habrá que optar por que lo que se vaya a utilizar sea suave, que no apriete ni roce, y a ser posible que sea algo amplio.
Hasta los tres años el pie del niño no estará desarrollado, por tanto, a lo largo de todo ese tiempo el pie irá pasando por diferentes momentos hasta adaptarse a la forma final. Es por ello que, para cada uno de esos momentos, habrá que elegir un tipo de calzado diferente, por ejemplo no serán iguales los destinados al gateo que los que se van a utilizar para dar sus primeros pasos. En general, el calzado deberá ser flexible y cómodo, evitando dejarse llevar por aquellos modelos que resultan más llamativos y bonitos a la vista. También algunos especialistas recomiendan, no utilizar el zapato que otros niños ya hayan usado anteriormente, puesto que esta prenda tiende a adaptarse al pie de cada uno y llegan a deformarse en función de cómo se pise con ellos.
Siempre habrá que vigilar cómo se va produciendo el desarrollo de los pies de los hijos, ya que si existe alguna anomalía cuanto antes se trate mejor será, puesto que mientras está desarrollándose el pie, tanto sus articulaciones como los ligamentos aún están por formar, y siempre será más sencillo tomar medidas correctoras en esa etapa.
No obstante no necesariamente el niño presenta problemas de pies debido al uso de un mal calzado, también es muy normal que esto se herede de alguno de los miembros de la familia.
Los problemas de pies en los niños más comunes son: Pie planos, Pie zambo, Pie aducto, Pie talo, Pie cavo, Pie varo, Pie equino, o Pie valgo.