Desde que nacen, los bebés tienen el sentido del oído muy desarrollado, y dirigen su atención a aquello que suena, pueden orientarse e incluso distinguir distintos tonos de voz (cuando se le intenta calmar, cuando se juega con él, a su mamá…). Su cerebro está dotado para hablar más de un idioma, se ha comprobado que en familias donde los padres diferentes lenguas maternas, el niño aprende correctamente ambos y se desenvuelve bien, es más, hasta diferencian cuál es cada uno por el tipo de acento.
Si los padres no tienen lenguas maternas distintas, ¿cómo potenciar el que crezca conociendo otro idioma? Recientemente le pregunté a un padre cuyos hijos son bilingües, que si desde pequeños los ha llevado a colegios bilingües o cómo hizo para que aprendieran, en este caso, inglés y español. Él maneja esos 2 idiomas a la perfección, pero me comentó que siempre les habla en su lengua materna, español, pero dentro de casa la televisión sólo tiene un idioma, inglés. Vamos, todo el entretenimiento de los niños está en la lengua de Shakespeare, además de pasar las vacaciones en zonas donde sólo se habla inglés (en este caso, él viaja con sus hijos a USA durante el verano).
Hoy en día tenemos la suerte que todo DVD infantil lleva unos cuantos idiomas, pudiendo seleccionarlos en el menú inicial, además contamos que canales en la TDT también tienen la opción de elegir otro idioma (inglés en la mayoría) como es el Disney Channel o algunas series infantiles. Por tanto, si se quiere, se pueden aprovechar todas estas opciones.
Rodeando a nuestro niño de otro idioma, no sólo haremos que lo aprenda, sino que una segunda lengua potenciará su memoria, concentración y desarrollo intelectual.