La leche materna, gracias a sus magníficas propiedades nutricionales y sus agentes inmunológicos óptimos, es el mejor alimento para el bebé en la primera etapa de su vida. Sin embargo, muchas madres no pueden ofrecerla a sus pequeños, por muy diversos motivos, y precisamente para ello se han creado los bancos de leche.
Los bancos de leche son lugares donde se conserva y distribuye la leche materna, donada por mujeres que en ese momento están amamantando a sus hijos, para luego proporcionársela a prematuros de bajo peso, lacantes sometidos a cirguría u otros bebés que la puedan necesitar (intolerantes a la leche de fórmula, con alergias graves, etcétera).
Pueden ser donantes todas las madres que estén dando el pecho (siendo condición indispensable que no hayan transcurrido más de seis meses desde la fecha del parto) y que gocen de una salud excelente. Y es que, para que la leche sea segura, se le hacen a la mujer numerosos análisis y exámenes.
Por tanto, no pueden donar las mujeres que sean fumadoras, que consuman algún tipo de droga o alcohol, que tomen ciertos medicamentos incompatibles con la lactancia, que padezcan enfermedades crónicas o infecciosas, así como las que presenten riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual. Tampoco pueden hacerlo las que hayan recibido una transfusión de sangre o un transplante en los últimos 12 meses, ni las que se han hecho un tatuaje en el último año.
¿Cómo es el proceso? A la mujer donante se le proporcionan los medios para que se extraiga y envase su leche materna. Una vez que haya dado de mamar a su propio hijo, la dondante procederá a la extracción para e banco y la guardará en recipientes estériles, de plástico duro (de policarbonato, polietileno o polipropileno, e intentando evitar los de óxido de etileno como es el caso de los que se usan para recoger muetras de orina). Estos envases serán de un único uso, para evitar contaminaciones. Otra alternativa es almacenar la leche en bolsas de plástico de polietileno; en este caso una doble bolsa para evitar posibles roturas.
Finalmente, se debe etiquetar el envase, con la fecha de extracción, para controlar la caducidad. Ya en el banco, la leche se pausteriza y se almacena para su uso. Allí, cada donación irá identificada con un código de la madre donante (su identidad siempre se mantiene en el anonimato) y ya estará lista para ser enviada a aquellos bebés que la necesiten.
Dado que la leche materna evoluciona a lo largo de la lactancia, no siendo igual la leche a los pocos días del parto que a los seis meses, se analizan sus características para proporcionar la leche más adecuada a cada lactante. Se tiene en cuenta su calidad, es decir, la cantidad de componentes fundamentales que aporta, y las calorías.