En España, en los últimos 20 años, se ha registrado un incremento notable de la tasa de prematuridad. De hecho, en la actualidad, el índice de prevalencia para los partos pretérmino es de entre un cinco y un diez por ciento del total de los embarazos. Aquí es importante distinguir entre los conceptos de parto pretérmino y parto inmaduro. El primero hace referencia al alumbramiento producido entre las semanas 28 y 37 de gestación mientras que el parto inmaduro es el que ocurre entre las semanas 20 y 28. Antes de la semana 20 hablaríamos de aborto y no de parto.
A la hora de identificar las razones para que se produzca un parto prematuro, no es posible definir una sola causa específica, aunque sí hay una serie de factores que predisponen para ello. En primer lugar, estarían los embarazos múltiples, las hemorragias o la placenta previa, seguidos de algunas infecciones como, por ejemplo, las urinarias, las sistémicas, las vaginales o las del cuello del útero.
También se consideran factores de riesgo el hecho de haber tenido abortos o partos prematuros anteriormente, padecer anomalías uterinas, miomatosis (presencia de tumores benignos en el útero) o antecedentes de conización (procedimiento quirúrgico para obtener una muestra de tejido anormal del cuello uterino).
Otros aspectos serían la edad de la gestante, tanto si es inferior a los 18 años como si, por el contrario, la mujer tiene una edad por encima de los 35 años; un trabajo duro y estresante, un nivel socialeconómico bajo o un estado nutricional deficiente.
A la hora de hablar de partos prematuros no podemos olvidarnos del tabaquismo, entendiendo éste como el consumo diario de más de diez cigarrillos. Está demostrado científicamente que, tanto la nicotina como el monóxido de carbono presentes en el tabaco, actúan como vasoconstrictores reduciendo así el riego sanguíneo en la placenta y, por consiguiente, el del feto, ya que no podemos olvidar que el bebé se alimenta a través de ella.
Imagen: blogspot
[…] Foto – Bebé feliz […]