Como venimos viendo, cada mes el bebé muestra evoluciones sorprendentes, y cada nuevo logro es recibido por los padres con especial ilusión, porque, pese a que muchos son conscientes de que los niños crecen rápido y que todo pasa en un abrir y cerrar de ojos, también es cierto que cada etapa es muy esperada y que para ellos esos avances en su bebé suponen un momento especial.
A los ochos meses, el bebé podría comenzar la fase del gateo, esto es algo realmente importante ya que es algo que les será muy útil para su desarrollo motriz y físico. Con práctica, en poco tiempo el pequeño podrá pasar a la postura de gateo por sí mismo, ya que a estas alturas dominará el hecho de darse la vuelta cuando está tumbado boca arriba, así como el de sentarse sin ayuda (recordamos que no todos los niños tienen la misma evolución, y que mientras unos sí podrán hacer todo esto, otros estarán en fase de hacerlo, y el que no lo hagan no supone que el niño tenga algún tipo de problema).
El bebé, a esta edad, le encantará tirar todo lo que agarre al suelo, y le resultará divertido ver cómo los padres recogen el objeto una y otra vez cuando, al devolvérselo, lo vuelve a arrojar de nuevo.
Para un bebé de 8 meses ya no les resultará agradable no tener controlados a los padres, y mostrará inquietud cuando se le deja a solas con personas extrañas.
Aunque algunos en esta etapa ya tienen controlados los monosílabos, es sobre los ocho meses, cuando la mayoría comienza con ellos, por lo que aprenderán a llamar a “papa” o “mama”.
Respecto a la alimentación, en el octavo mes se suele introducir en su dieta el pescado blanco (aunque será el pediatra el que decida si es el momento o no). Esto se irá haciendo poco a poco, primeramente una vez a la semana con cantidades pequeñas, para después ir subiendo la frecuencia y cantidades.