El pescado es uno de los alimentos que contiene una gran concentración de nutrientes básicos y necesarios para el crecimiento y desarrollo sano de nuestros pequeños. Es de suma importancia que nuestros hijos coman pescado con frecuencia, sobre todo desde pequeños, pues en ese periodo se instauran los patrones alimentarios y el aporte del pescado en su alimentación es crucial por su contenido nutricional (proteínas, hierro, calcio, zinc, omega 3 y vitaminas A, D, E y del grupo B).
Cuanto antes empiecen a comer pescado mejor. Lo ideal es comenzar a dárselo a partir del noveno mes de vida, para que se familiarice con su sabor. Podemos dárselo en papilla o potitos junto con verduras y patata. Cuanto más tardemos en dárselo a comer más rechazo creará en él.
Algo muy importante a tener en cuenta es que el pescado no debe tener espinas. La merluza, el lenguado, emperador, mero, atún, perca, bonito… son buenos ejemplos a tener en cuenta.
Si el niño presenta problemas a la hora de comer pescado, una buena solución podría ser combinarlo con alimentos que le encanten. Por ejemplo, podemos prepararle pizzas de anchoas o gambas, pasta con atún o a la marinera, arroces, croquetas y empanadillas, tortillas, etc.
Según vayamos consiguiendo que la aversión al pescado desaparezca, podremos realizar recetas en las que se noten más los trozos de pescado, pero nunca debemos dejar de añadirles salsas que gusten a los pequeños. Por ejemplo, tomate frito, salsa rosa, bechamel…
Olvídate de cocinar el pescado siempre de la misma manera y ten en cuenta que a la plancha o guisado son las maneras menos apetecibles de comerlo (incluso para nosotros, los adultos).
Si todo esto falla, te ofrecemos esta serie de consejos que esperemos te sean de utilidad:
- Desmenuza el pescado y dale formas divertidas como estrellas, caras sonrientes, animales…
- Pide a tu hijo que te ayude a cocinarlo. Hazte con recetas sencillas de hacer para que el niño se vaya familiarizando con este alimento.
- Un truco que nunca falla es hacerlo empanado. Pero no debemos abusar de él pues absorbe mucho aceite. La mejor alternativa es prepararlo al horno, que queda igual de sabroso y con mucha menos grasa.
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