A medida que se acerca el día, el futuro padre comenzará a sentirse nervioso y esos nervios aumentarán aún más cada vez que ven a la mujer hacer algún gesto que nos les encaje mucho. Que la mujer haga el menor ruido como un simple quejido en el momento de levantarse, hará saltar las alarmas en el hombre, al igual que si se levanta al baño por la noche y después tarda más de lo normal en volver a la cama.
Para empezar, la pareja ayudará, y mucho, manteniendo la calma, la mujer ya tendrá más que suficiente con sus propios miedos y nervios como para que éstos se acentúen aún más porque le estén preguntando constantemente si ya ha llegado la hora. Recordamos que el estado de la madre ha sido importante durante todo el embarazo, y no lo será menos en el momento del parto.
Conseguir que la mujer esté tranquila, será una de esas tareas que el padre deberá intentar llevar a cabo, esto dicho así parece algo sencillo, pero que en la realidad cuesta bastante más. El hombre, cuando ya ha llegado el momento y tan solo se espera a que la mujer por fin se ponga de parto, puede ayudar intentando desviar la atención hacia otras cosas, para así evitar que la gestante esté todo el día dándole vueltas a la cabeza. Puede comenzar por tenerlo todo en orden y preparado (el historial médico, la bolsa con las cosas que vayan a llevar al hospital, la ropita para el bebé, etcétera) para cuando llegue el momento. Esto que a primera vista parece tan poca cosa, a algunas mujeres se les hace mundo cuando piensan en todo lo que se deben llevar y en todo lo que podrán llegar a necesitar en el hospital.
Foto obtenida de: telegraph.co.uk.