Durante el desarrollo de los bebés, ellos pasarán por diferentes etapas en las que cogerán costumbres o manías, siempre unas más molestas que otras. Esto es algo normal, e igual que durante una temporada hacen constantemente determinada cosa, llegan un día y parecen olvidar hacerlo.
Alrededor de los 10 meses, muchos bebés comienzan a adoptar la mala costumbre de morder ya sean juguetes u objetos, o a las propias personas. Esto no debe asustar ni alarmar a los padres, el hecho de que hagan esto no significa que el niño quiera menos a la gente o que tenga mala educación, y, ni mucho menos es signo de que el niño vaya a ser agresivo. Simplemente es que, los bebés utilizan la boca para descubrir su entorno igual que lo hace con los ojos o con sus manos, de esta forma aprenden a distinguir sabores y texturas… y esto lo aplicarán a cualquier cosa, incluyendo a las personas. También acostumbran a morder todo cuando le empiezan a salir los dientes, y es su forma de aliviar las molestias.
Como decíamos no hay que preocuparse, esta manía tal como le entró, con un poco de tiempo, terminará desapareciendo, de manera que no hay que darle mayor importancia ni hacer saltar las alarmas. Sin embargo, como es lógico, un mordisco duele y es algo que no está bien, por lo que habrá que hacerle entender al pequeño que no debe hacerlo. Los padres deberán tomar medidas y por supuesto no reírles esta “gracia”, y tendrán que hacerlo de forma tajante y firme, por supuesto sin montar una escena dramática ya que el pequeño aún no entiende lo que está bien de lo que está mal, y una regañina en toda regla lo único que conseguirá es que el niño termine llorando desconsoladamente.
Foto obtenida de: twinpossible.com.