El meconio es el primer informe que obtenemos sobre la salud del feto. Durante su desarrollo en el útero materno, el sistema digestivo del feto se mantiene inactivo, ya que su madre le suministra el alimento a través del cordón umbilical, provisto de dos arterias y una vena. Si el líquido amniótico saliera manchado de meconio el pediatra nos advertirá de que existen riesgos para la salud fetal y si el color fuera más blanquecino nos advertirá de que existe una posible obstrucción en el intestino.
Estimulado por la lactancia materna en el transcurso de las primeras 48 horas de vida, el bebé defecará por primera vez el meconio. Si no fuese así, es necesaria la realización de un estudio, por si su intestino estuviese obstruido.
El meconio es el contenido del intestino antes del nacimiento. Se trata de una sustancia espesa de color negruzco compuesta por células epiteliales y secreciones intestinales producidas durante el proceso de formación del bebé en el útero. Este contenido intestinal es el primero que se expulsa cuando el bebé nace, originando las deposiciones meconiales para, posteriormente, entre el tercer y quinto día, dar paso a las deposiciones típicas del recién nacido. Éstas son de color amarillento y de número variable, desde el primer al quinto día, dependiendo del tipo de lactancia que se le administre al bebé (pecho o biberón).
La primera deposición de meconio se produce en las primeras 24 horas en el 95% de los recién nacidos y en las primeras 48 horas en el 99% de los mismos. Un retraso en la eliminación del meconio (el bebé no ha realizado su primera deposición habiendo transcurrido 48 horas o más) debe ser motivo de preocupación y evaluación por parte del pediatra para descartar un problema de tipo obstructivo a nivel del tubo digestivo.
En ocasiones, se produce la expulsión del meconio por antes del nacimiento en el útero materno. Este meconio origina una coloración oscura de las aguas fetales (aguas meconiales) y es indicativo de una pérdida del bienestar del bebé antes del parto. Además, existe el riesgo de que el bebé inhale esas aguas teñidas de meconio y presente complicaciones pulmonares agudas; es el denominado síndrome de aspiración meconial.
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