Las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas puesto que en la actualidad, cualquier mujer y madre de familia, es consciente de que puede trabajar y seguir con su carrera profesional. Sin embargo, los altos datos de paro que afectan especialmente a las féminas, la decisión de cuidar de los niños durante sus primeros años o incluso, el hecho de estar con una pareja que te prohíbe trabajar (existen casos en los que así sucede), puede llevar a una persona a desarrollar el síndrome del ama de casa. ¿En qué se muestra este síndrome?
1. La persona desarrolla una absoluta obsesión por la limpieza hasta el punto de que el orden se convierte para ella en una prioridad. La convivencia con alguien que se pone de los nervios cada vez que algo no está justamente en su sitio, resulta muy difícil por lo que también se ve alterada la relación de pareja.
2. El síndrome del ama de casa también conlleva unas emociones concretas: desencanto, vacío interior, sufrimiento, rabia… La mujer llena ese vacío interior con la obsesión por tener todo perfectamente ordenado y la casa lista para una portada de revista.
3. Conviene entender que ser ama de casa no significa estar todo el día en el hogar, cocinando, poniendo la lavadora y atendiendo a los demás. Igual que sucede con el trabajo, es positivo que las jornadas tengan principio y final para que la mujer también pueda desarrollarse en otros ámbitos de su vida, hacer planes de ocio y disfrutar del presente. Por ejemplo, es bueno que quedes con tus amigas, que hagas planes, que disfrutes del momento presente, que hagas cursos…
Disfruta de ti misma y también, disfruta de la casa. Pero recuerda que en el momento en que algo se convierte en una obsesión, el disfrute muere.
Imagen: Biobio Chile