A pesar de que los grupos de apoyo a la lactancia no existían hasta hace unos pocos años, la crianza y alimentación de un hijo siempre ha sido un hecho compartido, fundamentalmente, por las mujeres más experimentadas de la familia, quienes se encargaban de ayudar y enseñar a la madre primeriza, trasnmitiendo sus conocimientos. Además, las mujeres, desde que eran jóvenes, participaban en la crianza de hermanos, primos, vecinos… Todo esto les proporcionaba un aprendizaje esencial para su posterior maternidad y lactancia.
Hoy en días las cosas han cambiado sustancialmente; se ha producido una pérdida de la cultura de la lactancia y la aparición de la cultura del biberón, de la que importamos mitos como que el pecho se da diez minutos cada tres horas o que la leche del pecho se pone mala.
Tampoco ayuda el tipo de sociedad en la que vivimos. Nuestras estructuras sociales tienden a dejar a la madre recluida en casa sin ayuda, sin apoyo, sin información. Esa mujer rara vez habrá tenido un bebé en brazos y aún menos habrá visto como se amamanta.
Para ofrecer ayuda a estas madres del siglo XXI, han surgido los grupos de apoyo a la lactancia materna y un nuevo movimiento social de mujeres al que se denomina GAM (Grupo de Apoyo Madre a Madre). Los grupos nacen de las ganas de ayudar de madres que han dado el pecho de forma exitosa y que quieren dar apoyo al resto de madres, conscientes de que la lactancia requiere un aprendizaje, que no siempre resulta fácil.
Mujeres experimentadas, formadas y con experiencia propia en lactancia sustituyen a esa red familiar desaparecida y están en disposición de ofrecer su tiempo y sus conocimientos de manera altruista al resto de mujeres de su comunidad. Se conforman en grupos de ayuda que funcionan como puntos de encuentro y de información, así como de centros de recursos y de servicios.
Imagen: dunawaydietetics