Muchas son las mujeres que deciden dar el pecho al bebé pero algunas de ellas se sienten frustradas de no poder hacerlo por diferentes causas, esto les puede llegar a producir estrés e incluso depresión. Ante cualquiera que sea el problema, hay que tomarse las cosas con tranquilidad, ya que los nervios, en estos casos particulares, lo único que conseguirán será empeorar las cosas.
Uno de los problemas que surgen durante la lactancia materna se debe al tipo de pezón que la mujer tiene, que en algunos casos serán más complicados de solucionar que en otros. Para comprar qué tipo es, bastará con pinzar la zona de la aureola y observar cómo reacciona. Dependiendo de esa reacción podemos hablar de:
– Normales, tras hacer esto el pezón adopta la forma correcta para que el bebé pueda succionar sin problemas.
– Retráctiles, cuando al hacer la maniobra el pezón se retrae.
– Pequeños o grandes. El hecho de que sean pequeños no traerá ninguna consecuencia, sin embargo sin son excesivamente grandes puede producir arcadas en el bebé, en estos casos lo normal sería optar por colocar al niño un poco más hacia afuera de la aureola, pero esto no desencadenaría una lactancia correcta al no oprimir el seno, por lo que además de esta colocación, la mujer lo deberá presionar con los dedos pulgar e índice.
– Planos, cuando como su propio nombre indica, quedan rectos, sin sobresalir.
– Umbilicados, cuando el pezón se hunde hacia dentro.
Ante cualquier problema hay que consultar con el médico, por regla general se podrá dar el pecho al bebé en cualquiera de las mencionadas situaciones. Hay que tener en cuenta que el bebé se agarra al pecho no al pezón, de manera que si lo hace de forma correcta la lactancia materna no debería ser un problema, aunque como es lógico dependiendo de cada caso sí podría dificultar las tomas.