No existe una relación directa entre el momento en que el niño empieza a gatear y la precocidad con que comienza a andar. De hecho, hay niños que no llegan a gatear y sin embargo andan sin problemas cuando llega el momento.
No se puede establecer una relación directa o causal entre gatear y andar, es decir, la etapa de la marcha autónoma, que es la deambulación del lactante por sí mismo. Pero, además sucede algo curioso. Los niños que gatean suelen comenzar a ponerse de pie entre los nueve y los diez meses. Sin embargo, andar de forma independiente les cuesta un poco más: generalmente lo consiguen alrededor de los 13 meses. Y curiosamente, los niños que no gatean suelen lograr ponerse de pie alrededor de los nueve meses y pueden caminar, ellos solos, alrededor de los 11 meses. Es decir, algo antes que los niños que sí gatean.
Los que más suelen tardar en andar son aquellos que no gatean, pero efectúan otras maniobras de desplazamiento como rodar, reptar o andar sentados sobre sus nalgas. Estos niños se suelen sujetar de pie alrededor de los 12 meses, y consiguen la deambulación independiente entre los 16 y los 18 meses, pudiendo incluso llegar hasta los 20 para conseguirlo.
Esto es una variante de la normalidad, y generalmente no esconde ningún tipo de problema del desarrollo o mucular. Sin embargo, conviene que el pediatra lo conozca y lo vigile en las revisiones de control de niño sano o en sucesivas consultas.
Imagen: littleone
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