Anteriormente hablábamos del hecho de complacer antojos. Volvemos a hacer hincapié en que la mujer se puede dar “el gusto” de tomar algo concreto, pero siempre pensando con la cabeza, es decir sin excesos y sin que esto suponga hacer que la pareja tenga que buscarse la vida para encontrar lo que quiere en mitad de la noche.
Darse un capricho está bien, pero no hay que hacerlo por miedo sino por mera satisfacción. El miedo del que hablamos, a algunos le dará risa, pero es algo más serio (principalmente porque la mujer vivirá los antojos no satisfechos con un estado de nerviosismo). Y es que, aún hoy muchas mujeres piensan que si no ven satisfecho un antojo, su bebé nacerá con una mancha en alguna zona de su cuerpo con una forma similar a lo del alimento en cuestión… esto es algo que las madres que creen en ese mito viven con verdadera angustia.
Por supuesto es totalmente incierto que esto ocurra, y las manchas de nacimiento no tienen nada que ver con los antojos que ha sentido la madre durante el embarazo. Por tanto no hay que darle importancia al hecho de no ver cumplido un antojo. Muchos niños nacen con manchas, y muchas de ellas tienden a desaparecer con el tiempo (alejándonos un poco del tema, hay que aconsejar que siempre que esto ocurra se debe consultar con el pediatra para desechar otros problemas), y no tienen ninguna relación los antojos incumplidos.
Resumiendo: no hay que dar mayor importancia a los antojos, y si se puede dar el gusto a la mujer se hará pero tan solo por satisfacerla. Hay que desechar los miedos de no complacerla por temor a que el bebé nazca con una mancha, porque esto es algo que no tiene ningún fundamento científico.
Foto obtenida de: d4nations.com