Además de las alergias más tradicionales como al polen o los ácaros, existen otras alergias frecuentes a diferentes tipos de alimentos, denominadas alergias alimentarias.
Los alimentos que mayormente pueden desencadenar este tipo de alergia son los huevos, la leche, algunas frutas (melón, piña, kiwi, etc.), o los frutos secos, mariscos, la soja, o el trigo entre otras.
Los síntomas pueden comenzar inmediatamente después de comer algún alimento que provoque alergia, o bien en un intervalo que puede rondar las dos horas. Algunos casos puede afectar a la lengua o a la garganta, con sensación de picor o hinchazón, y otros podrían manifestarse con granitos en la piel. Por otro lado otros síntomas que podrían no ser tan claros, pueden ser: dolor en el abdomen, diarrea, mareos, náuseas, hinchazón de la cara, o problemas respiratorios, entre otras.
El tratamiento más efectivo es que el niño evite tomar los alimentos que le dan alergia, sin embargo esto no es siempre fácil. Cuando los niños comienzan a crecer y a salir de casa sin los padres (al cumpleaños de un amigo, de excursión con el colegio, etc.), es complicado vigilar lo que comen, hay veces que el alimento en cuestión no es fácil de detectar, por ejemplo el caso de los frutos secos, que en gran parte de los casos se utilizan en la bollería industrial. Por ello se debe mentalizar a los niños y poner en sobre aviso al cuidador que va a estar con él.
También, en los casos más graves, se recomendará que el niño siempre lleve encima una dosis de epinefrina, que deberá inyectarse en el momento en que los síntomas comiencen, para después dirigirse al hospital más cercano.
En los casos leves, los síntomas desaparecerán por sí solo en cuestión de tiempo, y podrían recetarse antihistamínicos o cremas específicas para aliviar las posibles molestias.
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