La misión de los padres va a ser desarrollar esa inteligencia emocional que van a necesitar sus hijos para vivir una vida plena y satisfactoria, teniendo en cuenta sus sentimientos y las habilidades para manejarlos.
Tenemos que revisar y modificar los roles tradicionales, con una participación compartida del padre con la madre, sin desequilibrio parental o prejuicios sexistas. Debéis hablar con claridad los temas delicados, fomentar la interdependencia y conseguir que los años de la adolescencia no sean un auténtico infierno. Es necesario que desarrolléis nuevas actitudes y comportamientos como establecer límites adecuados, que van variando a medida que van creciendo, y que aprendan a tomar sus propias decisiones. Es importante también la empatía que debemos desarrollar en nuestros hijos, a la par que ponerla en práctica con ellos.
Otras actividades para desarrollar su inteligencia emocional son: fortalecer la confianza, mantener la comunicación, decirles a menudo que les queréis y felicitarles por sus éxitos -teniendo cuidado con las críticas-, comprenderles cuando lo necesiten, practicar la honestidad, dejarles que expresen sus sentimientos y ser capaces de disculparnos si nos hemos equivocado.
Los padres debéis ayudar a vuestros hijos a navegar por el mundo de las emociones, respetando y respondiendo a sus sentimientos y enseñándoles a ser responsables de los mismos y siempre dejando que se expresen a su manera, aunque podéis ayudarles, incluso, a que encuentren el lenguaje más apropiado.
Os aconsejo que los deportes se pueden utilizar para conectar con sus sentimientos, pero también es positivo ayudarles a expresar su dolor y enseñarles a controlar el estrés. ¡Qué difícil es ser padres!
Imagen: udelmar