Anteriormente decíamos que la complicación más habitual que puede surgir durante el parto, es debido, a la mala posición del bebé.
Otra posible complicación, se producirá en los casos de placenta previa. Este problema se puede dividir en cuatro:
– Total. Cuando el útero está completamente cubierto y, por tanto, el canal del parto se encuentra obstruido.
– Parcial. Como su nombre indica, es cuando le canal esta obstruido parcialmente.
– Marginal. Cuando la placenta no obstruye el canal pero sí está en contacto.
– Inserción baja. Se llama así, cuando la placenta no está “tocando” con el útero, pero está a unos pocos centímetros del él.
La placenta previa, por regla general, se detectará en algún momento durante el embarazo. Hay que vigilar estos casos, pero, por regla general, no tendrán complicaciones en el embarazo, y el feto continuará su desarrollo normalmente, ya que se alimentará bien.
En la mayoría de los casos, si hay placenta previa, el bebé llegará al mundo a través de una cesárea.
Algo que puede ocurrir, es que se produzca un sangrado. Dependiendo del tipo, y de la dimensión del problema, el especialista actuará de una forma u otra. No obstante, aunque el sangrado sea de escasa cantidad, se deberá consultar el tema inmediatamente con el médico, de esta forma se evitarán complicaciones mayores. Puede que una de las medidas a tomar, en el caso de que aún el bebé esté poco desarrallodo, sea el reposo de la mujer.
Imagen: Mark Baylor