Afecta fundamentalmente a niños menores de dos años, presentando un pico máximo entre los dos y los seis meses de edad. Además, se considera que es la causa más frecuente de enfermedad y hospitalización en lactantes menores de un año durante los meses de invierno.
La bronquiolitis suele empezar como un resfriado común, con mucosidad nasal y algo de tos, pudiendo tener fiebre. La mayoría de veces no evoluciona a más, estacionándose durante unos días y posteriormente resolviéndose de la misma forma que lo hace un catarro, pero, en otras ocasiones, pasados dos o tres días desde el inicio de los síntomas, se observa un empeoramiento, con aumento de la tos, que cada vez es más intensa y frecuente.
El niño tendrá también una respiración rápida y dificultosa y se le marcarán las costillas y el abdomen le subirá y bajará de manera exagerada al respirar. Tendrá una respiración ruidosa, pudiendo escuchar incluso un sonido como un silbido al respirar. Generalmente este proceso se resolverá entre siete y diez días, pudiendo persistir una tos residual durante dos o tres semanas más.
Imagen: ak7.picdn
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