Tener un hijo es un acontecimiento que, por muy esperado que sea, siempre nos deja estupefactos, sobre todo, si lo vivimos en primera persona. Descubrir que albergamos un nuevo ser en nuestro interior es toda una revelación y más cuando es deseado y buscado, pues supone una gran alegría.
Sin embargo, y debido sobre todo a los tiempos convulsos que estamos viviendo a nivel económico y social, la noticia del embarazo puede provocarnos mucha inquietud y preocupación a nivel laboral por temor a que nos despidan. Entonces, ¿cuándo y cómo debo contarlo en la oficina? Lo ideal es comunicárselo a la empresa cuanto antes, un gesto sincero y de confianza por parte de la profesional y que la entidad debería tenerlo en cuenta en el futuro.
La fórmula más adecuado es hacerlo por escrito, enviando un comunicado al departamento de Recursos Humanos. En este texto deben constar todos sus datos personales y debe exponer que se encuentra embarazada de las semanas correspondientes. Además, debe indicar la clasificación médica de la gestación diferenciando si es de riesgo o no, la fecha prevista del parto, la previsión sobre la baja maternal y todos aquellos datos que se consideren oportunos para facilitar la adaptación de la empresa a la nueva situación.
También es importante que hagamos constar en la comunicación si el ginecólogo ha prescrito reposo, evitar situaciones de esfuerzo o similares, con objeto de conseguir un cambio de puesto de trabajo o una mejor adaptación del mismo para el desempeño profesional. Y en los casos que exista prescripción médica, es necesario adjuntar el informe médico con estas recomendaciones de cambio de puesto.
Este informe lo debe hacer el propio ginecólogo o el médico de familia. Por supuesto, la trabajadora debe quedarse con una copia firmada y sellada por la empresa sobre esta comunicación, dado que, si la empresa decide llevar a cabo un despido, no adaptar el puesto de trabajo o mejorar los sistemas de prevención de riesgos, este documento es básico para tomar las oportunas medidas legales a posteriori.
Es aconsejable también que la empleada se lo cuente a su jefe directo de forma verbal, pero siempre debe hacerse con una o varias personas presentes en ese momento, así cuenta con testigos en caso de que la entidad emprenda acciones legales contra la trabajadora.
Protección frente al despido
Lo cierto es que la ley española no obliga a una mujer embarazada a comunicar a su empresa su estado, pero los expertos recomiendan hacerlo para evitar posibles problemas posteriores. Pero que no exista esta obligación legal de comunicación, no hace que sea imprescindible llevar a cabo dicha comunicación cuanto antes en los siguientes supuestos:
- Riesgo para el feto o madre en el desempeño de las funciones laborales habituales. Imaginemos, por ejemplo, una mujer que trabaja en un servicio de rayos X o en una planta química. En este tipo de circunstancias, se requiere una mejora en la prevención de riesgos laborales de la madre y por tanto, cuanto antes se comunique el hecho, mejor.
- Necesidad de cambio del puesto de trabajo durante el embarazo. Puede darse el caso de que el puesto de trabajo que estemos desempeñando no sea compatible con un embarazo, como el descrito de una enfermera de rayos X o un auxiliar de laboratorio bacteriológico. En este supuesto, la comunicación a la empresa debe ser inmediata junto con la solicitud de cambio de puesto a otro que no tenga riesgos para el feto y la madre.
Sin duda, la mayor preocupación de toda profesional embarazada es que la empresa la pueda despedir. Desde el inicio del embarazo hasta nueve meses después del parto, a la profesional la protege la ley. De forma que si la despiden, la empresa tiene que demostrar ante el juez que ha sido por causas diferentes a su maternidad, y si no el despido se considerará nulo (tendrán que readmitirle).
Por eso, muchos empresarios esperan a que se cumpla el plazo de tiempo en el que las madres trabajadoras están amparadas por la legislación (hasta nueve meses después del parto) y la despiden. Algo impensable en los países nórdicos. En Noruega y Finlandia, la mujer está blindada y es intocable en cuanto se queda embarazada y también posteriormente. Así, la empresa debe demostrar al cien por cien que la madre trabajadora ha cometido, por ejemplo, un robo en la entidad u otro grave motivo, para que el despido sea procedente.
Derechos de la madre trabajadora
Una de las dudas más frecuentes entre las profesionales embarazadas es acerca de la asistencia a las revisiones prenatales y a las clases de preparto. Según los expertos pueden ausentarse para ir a ambas, sin pérdida de sueldo, si justificas que el único horario disponible coincide con tu jornada laboral. Eso sí, debes solicitar al médico o al centro de preparación al parto, un escrito que indique el horario y debes entregarlo en la empresa.
Además, tienes derecho a 16 semanas de baja por maternidad, cobrando el cien por cien del salario. Si es un parto o adopción múltiple, dos semanas más por cada hijo adicional. Y si el bebé ha de estar hospitalizado, tantos días más como dure el ingreso, con un tope de 13 semanas. Tras el parto, tu médico de Atención Primaria te dará un informe de maternidad, original y copia. Entrega el original en tu empresa, que te dará un certificado para entregar en la Seguridad Social.
En cuanto al permiso de lactancia, la ley te ampara para que puedas ausentarte del trabajo una hora al día para que puedas dar el pecho o el biberón a tu hijo hasta que cumpla nueve meses (también lo puede ejercer el padre, si ambos trabajan y la madre no lo coge). Esta hora puede dividirse en dos ausencias de media hora o sustituirse por una reducción de media hora al inicio o al final de la jornada.
Otra fórmula muy extendida entre las mamás trabajadoras es acumular esta ora diaria en jornadas completas y sumarlas al permiso de maternidad. Debes presentar una carta en el departamento de Recursos Humanos de tu empresa con tu solicitud y el horario que deseas. No olvides conservar una copia.
Romper con el mito de la superwoman
Cuando el marcador de la reincorporación al puesto de trabajo esté ya en la cuenta atrás, muchas mamás trabajadoras se inquietan y preocupan, porque les asusta regresar a la oficina. ¿Cómo me recibirán en mi empresa? ¿Seré capaz de ejercer mi trabajo con profesionalidad y seré, además, una buena madre?
Lo primero que debes hacer para abordar esta nueva etapa es romper con el mito de la superwoman que tanto daño está haciendo. Buscar la perfección en el plano personal y laboral, además de que es imposible, crea mucha frustración y malestar. Además, es fundamental terminar con el sentimiento de culpa y pensar que nadie es perfecto.
Una buena práctica para reducir la ansiedad es reservarse entre diez y quince minutos diarios para estar con nosotras mismas. En un espacio relajado y en silencio, debemos tomar distancia de todo y centrarnos en las experiencias positivas de nuestras vidas, en nuestros puntos fuertes y en nuestras ilusiones. Así, descargaremos tensiones y seremos conscientes de lo realmente importante de nuestro día a día.
Por ello, si acabas de descubrir que estás embarazada, disfruta de esta bonita experiencia junto a los tuyos. Eso sí, si actualmente estás trabajando, informa a tu empresa de tu nueva situación cuanto antes. Y ya sabes, preocupaciones las mínimas. En los próximos nueve meses tú y tu bebé sois los únicos protagonistas de esta increíble vivencia, lo demás pasará a un segundo plano. Ya lo verás.
Fotos | NEC Corporation of America; Amber McNamara; Allan Foster; Tom Carmony