Hasta hace pocos años, los padres no tomaban decisiones importantes sobre salud sin contar con su pediatra, pero en los últimos tiempos esta actitud ha cambiado, siendo frecuente que, ante cualquier enfermedad o posible enfermedad, se acude directamente a un servicio de urgencias. De hecho, solo entre el 11 y el 15 por ciento de los niños que acude a urgencias lo hace remitido por un médico. Esto ha generado algo que todos conocemos: la masificación de los servicios de urgencias, especialmente los pediátricos.
Cómo actuar ante los problemas más frecuentes
Aquí os dejo una serie de recomendaciones generales que pueden servirte de ayuda para saber cuándo no es preciso acudir a urgencias y para hacerlo sin dilación en las crisis importantes. Pero recuerda también que, aunque tú no seas sanitario, dispones de algo muy importante que debes tener siempre en cuenta: tu sentido común y tu instinto.
¡En qué pocas ocasiones cuando unos padres notan a su hijo realmente enfermo, este “diagnóstico”es erróneo!, aunque si esto le ocurre en demasiadas ocasiones quizás tu “ojo clínico” no sea muy fiable. Por ello, el mejor consejo es que, antes de tomar cualquier decisión de acudir a urgencias, consultes con tu pediatra; seguro que obtienes una respuesta satisfactoria para la salud de tu hijo.
¿Qué hacer si tiene fiebre?
La fiebre sigue siendo el principal motivo por el que los niños son trasladados a un servicio de urgencias. Alrededor del 80 por ciento de ellos, tras ser explorados, vuelven a su domicilio sin ningún tratamiento o solo con un antitérmico.
En cuanto un niño tiene unas décimas de fiebre (37,5-38 grados centígrados) la actitud habitual de los padres es de bajar esa temperatura a valores normales dando medicamentos de forma inmediata. En cambio, lo que tenemos que hacer es observar la evolución de esa temperatura, pues quizás no suba más o bien desaparezca, sin tener que medicar a nuestro hijo.
Generalmente, no es necesario combatir la fiebre si la temperatura es inferior a 38 grados centígrados, incluso, en ocasiones, con temperaturas superiores a esta, si el niño se encuentra con un buen estado general, podemos esperar a que ese aliado que es la fiebre ayude a nuestro hijo. No obstante, existen ciertas excepciones, como la del niño con antecedentes de convulsiones febriles, en cuyo caso puede estar indicada la administración temprana de antitérmicos.
Cuando la fiebre supera los 38 grados centígrados o el pequeño está con cierto malestar podemos recurrir a:
- Antitérmicos (ibuprofeno y paracetamol) por vía oral (gotas o jarabe). El paracetamol puede usarse cada cuatro horas si la fiebre persiste y, en el caso del ibuprofeno, cada seis horas. Nunca intercalados. La dosis y los fármacos deberán estar siempre regulados por su pediatra. Utilizaremos supositorios cuando el niño tenga vómitos o cuando rechace la vía oral, pero en ningún caso si tiene diarrea.
- Medidas físicas: baños con agua a 2-3 grados centígrados por debajo de la temperatura del niño, durante un tiempo estimado de 15-30 minutos, o bien friegas corporales con una esponja o toallas mojadas en agua dos grados centígrados por debajo de su temperatura corporal. Con estos métodos podemos disminuir la temperatura entre 0,4-0,8 grados centígrados. Está totalmente desaconsejada la utilización de paños fríos, bolsas de hielo o fricciones con alcohol. El control posterior de temperatura del niño, tras utilizar estos medios físicos, deberá ser siempre rectal.
- Medidas ambientales: es recomendable que la temperatura de su habitación esté entre los 20-22 grados centígrados. El niño debe llevar muy poca ropa o, si es posible, estar desnudo.
- Administración de líquidos: debido a que cada grado de elevación de la temperatura del niño se acompaña de una aumento de la pérdida de líquidos corporales, es recomendable que nuestro hijo beba con cierta frecuencia, así como una dieta blanda, pues suele perder el apetito. No debemos preocuparnos si no come bien durante dos o tres días.
¿Qué hacer si tiene gastroenteritis?
Cuando tu hijo presente vómitos o diarrea, el mayor peligro es que se deshidrate. Para evitarlo debes tomar una serie de medidas previas a la visita con tu pediatra o al rápido intento de acudir a urgencias.
Si tu hijo está con vómitos ofrécele 5 mililitros de la solución de rehidratación oral (1 cuchara tamaño café) cada 2-5 minutos. Es mejor suministrar con frecuencia pequeñas cantidades de líquido en vez de forzar al niño a beber una cantidad grande de líquido de una sola vez, ya que esto puede producir vómitos.
Si está con diarrea, para prevenir la deshidratación, después de cada evacuación diarreica, le deberás dar el suero de rehidratación a razón de una cucharadita de 5 mililitros cada 1-2 minutos, hasta un máximo de 75 mililitros en menores de un año y de 150 mililitros en mayores de un año.
Solo si vomita reiteradamente el líquido de rehidratación o su estado es grave, debemos recurrir al hospital para que se lo administren por vía venosa.
Protocolo a seguir cuando tu hijo está enfermo
- Contacta con tu pediatra habitual.
- Si no fuera posible contactar con él, y consideras que la enfermedad es importante, es preferible acudir al servicio de urgencias de Atención Primaria más cercano a tu domicilio, en donde el niño será explorado y, si fuera necesario, remitido a un hospital.
- Cuadro de fiebre en un lactante menor de tres meses.
- Traumatismo craneoencefálico.
- Cuando aparecen convulsiones o si se aprecia pérdida de conciencia.
- Cuando hay gran dificultad para respirar.
- En los casos de dolor abdominal fijo en la zona próxima a la ingle derecha o bien el abdomen está muy duro o hinchado. O en casos de dolor en el testículo sin que exista un golpe previo.
- Cuando el niño tiene fiebre elevada acompañada de manchas de color rojo oscuro en la piel o bien acompañada de dolor de cabeza intenso o con vómitos.
- Cuando se producen vómitos repetidos y es incapaz de tolerar ningún tipo de líquido oral.
- En caso de intoxicación contacta inicialmente con el Centro Nacional de Toxicología, en servicio las 24 horas del día y sigue sus instrucciones.
- En caso de enfermedad vital para su hijo o accidente grave.
Fotos | Tomás Fano; yoshiyasu nishikawa; Alex Proimos
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