Anteriormente os veníamos diciendo que las pruebas de alergia más comunes que les harán a nuestro hijo cuando vayamos al alergólogo (dependiendo de cada caso se harán estas u otras que se consideren oportunas), son la prueba cutánea, la prueba del parche (para casos de dermatitis), y un examen de sangre.
– Prueba cutánea. En este caso lo que el médico hará se inyectar diferentes soluciones diluidas de alérgenos, o bien lo aplicará directamente sobre la piel (en la que previamente habrá echo un pequeño arañado o pinchado). Esto se hará varias veces con diferentes soluciones. Después se esperará a ver cómo reacciona el niño, durante unos 20 minutos y, si el niño es alérgico se enrojecerá la piel o se hinchará.
Como decíamos, se utilizarán diferentes soluciones de alérgenos, y se enrojecerán solo los cortes o pinchazos a los que el niño tenga alergia.
La hinchazón o el enrojecimiento se quitará después en poco tiempo.
– Prueba del parche. Lo que se utilizará en estos casos son soluciones de alérgenos que producen reacción al contacto (dermatitis). Se aplicarán en la espalda, se taparán después con una gasa o apósito, y se dejarán dos o tres días. El resultado, en el caso de alergia, es similar al anterior. Si el niño tiene alergia al quitar el apósito la zona concreta estará ligeramente hinchada o enrojecida.
– Análisis de sangre. Esta prueba se realizará para medir el nivel de anticuerpos IgE (se llama así a la inmunoglobulina E, un anticuerpo que reacciona ante el antígeno liberando histamina y serotonina (su mecanismo de defensa) y provocando la reacción alérgica. Las concentraciones altas, indicarán claramente que existe alergia en el niño.
Imagen: jiparker.