Posteriormente, se descongela a 4ºC y de prepara para un estudio microbiológico. Quedan descartados aquellos tipo de leche que presentan exceso de flora saprofita (microorganismo encargado de proteger las paredes intestinales) o tengan patógenos. Algunos bancos realizan un estudio nutricional adicional.
Las muestras que pasen este análisis son envasadas y pasteurizadas, es decir, esterilizadas. Se etiquetan y son enviadas nuevamente a un congelador, donde se almacenan hasta que un receptor las solicite.
Pueden donar leche todas aquellas mujeres que estén en su período de lactancia, siempre y cuando cumplan una serie de pautas de vida saludable. Si estás interesada en donar leche, puedes acudir al banco más cercano o preguntar en los servicios sanitarios de tu lugar de residencia.
Te realizarán un cuestionario previo sobre tus hábitos de vida, tus características genéticas y procederán a realizarte una analítica para descartar cualquier tipo de enfermedad infecciosa como la Hepatitis B o C, la sífilis o el VIH. Tampoco pueden donar quienes sean consumidoras habituales de medicamentos. De este modo se garantiza que la leche que reciben los bebés esté en óptimas condiciones.
Tras ello, los médicos te explicarán cómo extraerte la leche (te facilitarán un kit de sacaleches) y cómo conservarla mientras la guardas en casa.
Imagen: madrimasd