Se comienza a realizar cuando la herida está bien curada, y estemos seguras de que no hay ningún punto infectado. Esto suele suceder entre la tercera y la quinta semana después del parto, aunque el período de cicatrización varía en cada caso.
Al igual que para practicar el masaje perineal, es preferible hacerlo después de darse un baño o ducha con agua tibia, ya que esto ayudará a ablandar el tejido. Para hacerlo, debemos seguir los siguientes pasos:
1. Poner una o dos gotitas de aceite de rosa mosqueta o de onagra en los dedos y extenderlo bien por la cicatriz.
2. Pinzar la cicatriz con los dedos, en el interior y exterior de la vagina y realizar un movimiento suave y circular sobre ella hasta notar que se va ablandando.
3. Introducir el pulgar en la vagina y palpar dónde termina la cicatriz. A continuación, masajearla suavemente con movimientos circulares de fricción y deslizando el dedo suavemente sobre ella de dentro a hacia fuera de la vagina.
4. Con dos dedos planos colocados sobre la parte externa de la cicatriz fricciona el tejido con tus dedos, realizando movimientos en todos los sentidos: de derecha a izquierda, en círculos y también en sentido longitudinal.
5. El masaje se realiza de 3 a 5 minutos al día hasta que mejoren las molestias.
Si persisten los dolores o notas aún signos de incontinencia urinaria, fecal o de gases, házselo saber a tu obstetra durante la revisión ginecológica. Se trata de alteraciones que provocan muchas incomodidades e incluso bajones en el estado de ánimo y problemas con la pareja a las mujeres que los sufren y que muy frecuentemente tienden a ocultarse.
Imagen: metro
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