A la mayoría de los bebés, les suele gustar darse un baño relajante, después de pasar un largo día, sobre todo porque recordarán los días que han pasado dentro de su madre. Pero no siempre tiene que ser que ser así, también hay niños a los que no les gusta nada el agua, y que sienten miedo cada vez que papá o mamá, los sumergen en el agua caliente.
La hora del baño, en esos casos en los que el bebé siente miedo al agua, pasará de ser, uno de los momentos más agradables del día, a convertirse en una pesadilla, tanto para él, como para sus padres, que no sabrán qué hacer y que se podrán nerviosos al escuchar el llanto inconsolable de su hijo.
Lo principal si ocurre esto, es aprender a guardar la calma, ya que si los adultos se ponen nerviosos, el bebé lo notará, y la situación empeorará. Por otro lado, hay que transmitirles seguridad, hablándoles con cariño, explicándoles lo que se va a hacer en cada momento (aunque no lo entiendan, el mero hecho de hacer esto, los puede llegar a relajar), y evitando baños prolongados las primeras veces.
Existen otros factores que habrá que tener en cuenta, para evitar que el bebé se ponga más nervioso a la hora del baño:
– La temperatura del agua debe ser la idónea. Si está muy fría o muy caliente, el niño notará un gran golpe de temperatura, y se asustará.
– Hay que evitar introducirlos de golpe en el agua.
– El bebé deberá estar bien agarrado, para que no sienta miedo de poder caerse.
– No hay que llenar en exceso la bañera. Mucha agua, podría llegar a agobiarles.
– Preparar su baño, cuando el bebé esté relajado y tranquilo, e igualmente hacerlo en un entorno relajado (sin ruidos que lo inquieten, con luz agradable, con una temperatura del entorno apropiada, etcétera).
– Si el tema es muy complicado, durante un tiempo, se puede probar a que mamá o papá se bañen con él. Además de estar más tranquilos, resultará un momento único para ambos.
Imagen: Kristian Thøgersen