Se ha sabido esta semana y han publicado el resultado de un estudio en la revista electrónica de la Asociación Médica Americana. Se trata de una sencilla prueba consistente en un pequeño análisis de sangre que se practica a la futura mamá a partir de la séptima semana de gestación.
La prueba no es nada agresiva o invasiva para el feto, como podían resultar otros tipos de tests como la amniocentesis y no entraña ningún tipo de riesgo para el futuro bebé. También ha resultado ser una prueba tremendamente fiable, con un índice de acierto en el 98% de los casos.
Lo cierto es que la finalidad de la nueva prueba no es la de satisfacer únicamente una de las mayores curiosidades de la mujer embarazada, conocer el sexo de su futuro hijo. En realidad el fin del test está ligado al diagnóstico precoz de ciertas enfermedades hereditarias ligadas al sexo de la persona. Nos referimos a padecimientos como la hemofilia que, si bien es portada por la mujer, sólo el hombre desarrolla la enfermedad.
Y la verdad es que esta prueba analítica ya se ha venido usando en algunos centros hospitalarios de nuestro país, como es el caso del Hospital Virgen de la Nieves. El centro granadino se convirtió en el primero en utilizar técnicas muy parecidas para determinar el sexo del feto.
No obstante, la comunidad científica internacional ha mostrado su preocupación a la hora de que el análisis se utilice con fines muy distinto, como han denunciado que ya ha ocurrido en la India. En este país, en los que el papel de las mujeres no es muy respetado, algunos matrimonios con hijas han usado el test de género para saber si el sexo del feto era niña, en cuyo caso han abortado.