Escuchar a un niño preguntar aquello de “¿De dónde vienen los niños?”, es algo de lo más normal y habitual. Los niños son curiosos por naturaleza, y lo quieren saber y entender todo, por ello no dudan en estar constantemente lanzando preguntas, especialmente en algunas de sus etapas.
Esta pregunta, se la plantean especialmente cuando alguien de su entorno, bien sea su mamá, o cualquier otra mujer cercana a la familia, se queda embarazada. Ver esto, les hace plantearse cuestiones que hasta el momento no se habían planteado, y lanzarán la pregunta (como es lógico no todos los niños lo harán, pero sí muchos de ellos la plantearán en algún momento durante su crecimiento) sin pensárselo dos veces.
Esto a algunos padres, les pilla desprevenidos y no saben qué contestar ni cómo hacerlo, y muchos se plantearán si contarles la verdad, o bien optar por la historia de la cigüeña, o de París. Obviamente, la decisión estará en los padres y son ellos los que deben elegir entre una opción u otra.
Los especialistas recomienda no mentir al niño ni contarles cuentos, lo que no significa que haya que darle una charla precoz de sexualidad con todo detalle (dependiendo de la edad se abordará ahondando más o menos en el tema). Que un padre mienta a su hijo lo único que podrá acarrear a la larga es una desconfianza del niño hacia sus progenitores, lo que puede llevar a que el niño no quiera hacer preguntas a sus padres por no considerarlos una buena fuente de información.
A veces con una explicación sencilla quedan más que satisfechos, por ejemplo optar por algo tan fácil como decirles (cosa que hemos oído mil veces): papá puso una semilla en mamá y de esta forma se creó el bebé, y ahora el bebé crece en el útero durante meses para después con la ayuda de los médicos salir fuera.
Foto obtenida de: ababycare.com.