Se da mayoritariamente en bebés prematuros o en aquellos que en el momento de nacer tuvieron una mala oxigenación en el cerebro. Por regla general, el Síndrome de West se manifiesta entre los 3 y los 6 meses de vida del niño. Los bebés con este problema, en mayor o menor grado, tendrán algo de retraso en su desarrollo.
Los síntomas de esta enfermedad coinciden en: espasmos, retraso psicomotor, y una anormal actividad eléctrica del cerebro (para esto se realizará un encefalograma). El Síndrome de West, no siempre se detecta en un principio ya que su cuadro puede coincidir con otros problemas o enfermedades, como: cólicos del lactante, reflujos gastroesofágicos, epilepsia, mioclonía, o con otro síndrome, el de Ohtahara.
El pronóstico para el bebé que tiene esta enfermedad no es muy bueno, y dependiendo de cada niño y el grado, se le asignará un tratamiento u otro. También, en algunos casos, unido a los fármacos se darán pautas a los padres para la estimulación del bebé, algo que ayudará en gran medida a controlar los episodios de crisis. Por otro lado, en los niños en los que se hace evidente una lesión cerebral, y a los que los fármacos no les pueden ayudar, se podrá llegar a hablar de cirugía.
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