Una vez que los padres tienen claro que deben controlar qué programas, películas, etcétera, ven sus hijos, es normal que les aborden numerosas dudas. Es posible que los padres dejen ver a sus hijos un programa específico pensando que es apto para ellos, y al tiempo se encuentran con un sinfín de críticas, como ocurrió hace un tiempo con Bob Esponja, una serie de televisión que en principio no parece “peligrosa” pero que ha estado en boca de muchos. En este caso concreto se criticaba que pese a que no son dibujos violentos, sí afecta a la capacidad de concentración de los niños así como a la seguridad personal. Los estudios para llegar a esta conclusión se realizaron con niños de alrededor de 4 años (se eligió esta edad porque es la edad clave, en la que se aprecia más el desarrollo de los niños), por lo que la productora salió en su defensa diciendo que la serie está dirigida a niños mayores de 6 años.
Es complicado a veces saber qué pueden ver los hijos, especialmente porque en las series infantiles no se suele ver en ningún momento a qué edad van dirigidas en cada caso, por tanto, lo único que les queda a los padres es informarse de otras formas, como puede ser consultando en internet, lo que tampoco les asegura la respuesta correcta.
Si los padres no encuentran ayuda sobre programas de televisión específicos, tendrán que seguir su propio criterio, y para ello antes de que el niño se siente delante del televisor, los padres deberán haber visto de antemano lo que el pequeño va a ver. Después deberá valorar lo visto y tener en cuenta que:
– Las escenas van apareciendo de forma pausada, recordemos que las escenas que se suceden de forma rápida, no les darán tiempo a pensar, y se limitarán tan solo a mirar de forma pasiva.
– El contenido ofrezca un mensaje y valores.
– Sean educativos a la vez de entretenidos.
– Que el programa les de tiempo a imaginar que puede ocurrir a continuación.
– Evitar aquellos de contenido no deseado, violencia, drogas, etcétera.
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