Para hacer las tareas escolares, jugar o ver dibujos y películas, los niños se exponen, cada vez a edades más tempranas, a dispositivos visuales que requieren un esfuerzo importante de sus ojos. Si vamos sumando el tiempo que están frente al ordenador, a la televisión, a la videoconsola o incluso a una pantalla de un teléfono móvil, caeremos en la cuenta de que el “castigo ocular” puede llegar a ser considerable.
A pesar de que no existe ninguna prueba científica de que esta exposición prolongada a las pantallas les cause un daño en el órgano de la visión, sí que pueden aparecer diversas molestias oculares.
“Mamá, me escuecen los ojos y me duele la cabeza“. Cuando nuestro hijo se empieza a quejar de estas molestias, tras estar utilizando aparatos electrónicos, puede ser que esté sufriendo el denominado Síndrome del uso de las pantallas de visualización. Éste se caracteriza por la fatiga visual, la sensación de sequedad ocular, el lagrimeo, la irritación y el enrojecimiento. Incluso se puede producir visión borrosa.
Los niños, al permanecer concentrados ante un monitor, no permiten que el ojo trabaje con normalidad: se acercan demasiado a la pantalla, trabajan con reflejos, se fijan mucho en las imágenes y no parpadean el número de veces necesarias para que el ojo esté bien lubricado. Esta falta de lágrima produce sequedad y enrojecimiento, lo que se puede agravar por otros factores como un bajo grado de humedad en el ambiente.
Las lágrimas son una defensa natural de nuestros ojos: nutren y lubrifican la superficie ocular y protegen al ojo del viento, el calor, la contaminación y otros agentes ambientales. Además, ayudan a expulsar los cuerpos extraños que entran en los ojos.
Por eso, cuando no hay suficientes lágrimas, el ojo se seca y se producen molestias como sensación de arenilla, enrojecimiento y cansancio ocular.
Tradicionalmente este problema ha sido típico de los adultos, pero ahora ya también comienzan a sufrirlo algunos niños. Aunque no es grave ni conlleva riesgos para la visión, puede ser necesaria una lágrima artificial para hidratar el ojo.
De este modo, es fundamental que les enseñemos a nuestros pequeños que tienen que parpadear frecuentemente para cuidar su salud visual.
Imagen: telegraph.co