Las recomendaciones internacionales más ampliamente utilizadas por los profesionales indican que, hasta los tres años de edas, los niños tienen que tomar aproximadamente entre 10 y 13 gramos de protéinas diarias. Al comienzo, con la leche materna, el bebé recibe todos los nutrientes que necesita, en cantidades adecuadas.
Sin embargo, ¿qué sucede cuando toma biberón? Dos biberones de leche no adaptada (500 mililitros) ya aportan 17,5 gramos de proteínas, por lo que solamente con la toma diaria de este tipo de leche ya se está sobrepasando en un 35% la cantidad total de este macronutriente que tienen que ingerir los pequeños de la casa.
Por eso es importante que, en esta etapa, los niños tomen alimentos adaptados a las necesidades nutricionales reales de su organismo. Una de las maneras que tenemos de garantizar un aporte ajustado de proteínas es mantener el consumo de fórmulas lácteas de continuación y crecimiento, que contienen hasta un 50% menos de proteínas que las leches no adaptadas, como, por ejemplo, la leche de vaca.
Este tipo de leches de fórmula se toman como continuación de la leche materna (la mejor alimentación posible para un bebé) y están elaboradas a partir de leche de vaca, pero que se han modificado para que contengan los nutrientes específicos que necesitan los niños en cada etapa de su vida.
Además de fórmulas de crecimiento 2, 3 y 4, también existen numerosas versiones en el mercado para situaciones concretas como leches de fórmula sin lactosa, anti-regurgitación, anti-cólicos, anti-estreñimiento, hidrolizadas, hipoalergénicas, de soja o ecológicas, entre otras.
En cuanto al resto de la dieta de pequeños de la casa, lo primero que hay que tener en cuenta es que los niños no son adultos en miniatura, por lo que no pueden comer lo mismo que los adultos. Por tanto, es importante ajustar las raciones de carne a una cantidad óptima y aumentar la cantidad de pescado que toman cada semana.
Imagen: sheknows
Proteínas, esenciales pero sin abusar I – Proteínas, esenciales pero sin abusar II