Nuestra piel es la encargada de protegernos frente a las bacterias y las infecciones, de proteger nuestros órganos internos, de mantener nuestra temperatura corporal y es el principal órgano sensitivo, gracias a las terminaciones nerviosas que posee. En el recién nacido, la piel también cumple estas funciones, pero, a diferencia de la piel del adulto, presenta unas características especiales.
Características principales de la piel del recién nacido
- Es más delgada.
- Tiene una cantidad de vello menor.
- Es más permeable y susceptible frente a infecciones y tóxicos.
- Posee un pH inicial superior al pH ácido normal (valores aproximados al pH 5), que lo adquiere tras unos días de vida.
- La flora cutánea es aún deficiente.
- Es más seca que la del adulto, ya que tiene menor actividad sebácea.
- Prácticamente, hasta los dos años de edad, no presenta sudoración.
- Presenta una metabolización diferente de las sustancias aplicadas tópicamente.
- En las manos, los pies y la boca se puede observar un color azulado o violáceo, que recibe el nombre de acrocianosis.
- A veces presenta partes recubiertas de una fina película blanquecina y grasienta, sobre todo en las ingles y axilas, que se denomina vérnix caseosa y tiene una función protectora o antimicrobiana, así como nutritiva.
- Es posible que tenga un aspecto que recuerda al de las vetas del mármol, de ahí el nombre cutis marmorata, que aparece como reacción al frío.
- Al nacer se pueden observar unos pequeños quistes blanquecinos que se llaman perlas de Epstein.
- En los dos primeros días de vida puede aparecer un enrojecimiento de la piel, que no se debe a ninguna enfermedad y que se resuelve rápidamente; es el llamado eritema fisiológico.
- Tiene una pigmentación deficitaria (pocos melanocitos), por lo que se puede quemar con facilidad si la exponemos al sol.
- Es más permeable que la piel de un adulto, lo que provoca que sea más sensible a la saliva, las heces, la orina…
- Las partes más predispuestas a la sequedad son la espalda, los hombros, los codos, las rodillas, los pies y las manos.
El pH del neonato
El pH de la piel de un recién nacido dista mucho del que posee un adulto, y normalmente suele ser superior al pH ácido normal (pH 5). Solamente unos días tras el nacimiento el niño conseguirá unos valores aproximados al pH 5.
La importancia de adquirir este pH radica en que sólo valores de pH ácido menores de siete pueden asegurar unas cualidades para hacer frente a las bacterias de organismos patógenos y permitir la colonización de otras bacterias que crean una defensa óptima frente a infecciones.
Los riesgos para la piel del bebé
Éstos son los causados por la aplicación de antisépticos, como pueden ser el yodo, la clorhexidina, el mercurocromo (más conocido como mercromina) o el alcohol, así como las pomadas o cremas con corticoides. En general, se desaconseja la aplicación de preparados con neomicina, urea o ácido salicílico, y también de soluciones como la tintura de Castellani o las que contengan ácido bórico.
Además, el bebé es muy sensible a perder mucha agua en situaciones excesivamente húmedas o cálidas.
Productos para su bienestar
En el mercado encontrarás una serie de productos aptos para el cuidado de la piel de los bebés:
- Cremas, lociones y emulsiones: su diferencia estriba en su densidad, las emulsiones y las lociones son las más fluidas y las cremas las más densas. El uso de las primeras está recomendado para hidratar la piel del bebé en general y las segundas para aislar y proteger zonas problemáticas como el área del pañal. Las cremas que se usan para proteger la zona del pañal suelen ser grasas, para conseguir el efecto barrera.
- Aceites: son eficaces, igualmente, para hidratar su delicada piel y aptos para practicar masajes a los pequeños (como los de germen de trigo o caléndula). Limpian la suciedad y los restos de otros productos.
- Toallitas: son húmedas y están impregnadas en sustancias emolientes y humectantes. Su uso normalmente se centra en el área del pañal, aunque también existen las que se aplican en otras zonas. Su mayor ventaja es la comodidad que aportan en la limpieza del bebé.
- Jabones y champús: deben ser suaves (neutros) con pH 5.5, y mejor si no tienen conservantes y ni perfumes. La cantidad que se aplique tiene que ser escasa, puesto que no es conveniente enjabonar en exceso al bebé.
- Cremas de protección solar: el factor de protección solar (FPS) ha de ser alto, en algunas marcas podemos encontrar valores de hasta 60. Cuanto más alta es la protección, más densa será la crema, por lo cual, más difícil de extender. Los niños menores de seis meses no deben exponerse nunca al sol y tienen que estar protegidos con ropa ligera y gorro.
- Esponjas: deben ser naturales y suaves, ya que la piel de los bebés es extremadamente sensible.
- Toallas: las de algodón son las más recomendables, por su suavidad.
Una vez esto claro, sólo me queda dejaros una serie de consejos para mimar y cuidar la piel del recién nacido al cien por cien:
- Limpia su piel todos los días con agua tibia y con un jabón adecuado para la piel de los bebés.
- Mantén siempre limpia la zona del pañal, cambiándolo muy a menudo y aplicando cremas protectoras para evitar irritaciones y la conocida dermatitis del pañal.
- Hidrata toda la piel del bebé con lociones aptas.
- Utiliza para el baño esponjas naturales y no apliques el jabón directamente sobre su piel; es mejor ponerlo sobre la esponja o disolverlo en el agua.
- Dale masajes suaves con aceites aptos.
- Si le aplicas colonia, escoge una que no contenga alcohol. No la pongas directamente sobre su piel, sino sobre la ropa.
- No expongas al bebé al sol y aplícale (después de los seis meses) una crema solar con un factor de protección muy alto, aunque permanezca a la sombra.
- Utiliza gorritos para evitar que le de el sol en la cabeza.
- Ponle ropa adecuada que no le apriete ni le roce y de tejidos suaves como el algodón.
- Lava su ropa con un detergente suave y a mano; no la metas en la lavadora junto a la ropa del resto de la familia.
Fotos | Margus Kulden; Margus Kulden; Margus Kulden
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