La principal meta nutricional en los recién nacidos prematuros debe ser alcanzar un crecimiento y desarrollo después del nacimiento similar al que se esperaría si hubieran seguido dentro del útero. Como meta secundaria, se debe estar muy atento para evitar deficiencias o sobrecargas nutricionales específicas.
La lactancia materna es el mejor alimento para el bebé prematuro, ya que favorece las defensas del recién nacido, facilita la absorción y la digestión de nutrientes, mejora los resultados finales en el desarrollo neurocognitivo y fortalece el vínculo madre-hijo.
Debemos recordad que la prematuridad y la lactancia materna son perfectamente compatibles, aún cuando al bebé le sea imposible lactar, puede beneficiarse de la leche materna. Para ello se le recomienda a la madre que comience el proceso de extracción de leche lo antes posible después del parto mediante extracción manual y/o sacaleches.
Lo ideal es que la madre pueda entrar a amamantar a su hijo, aunque esté ingresado por prematuridad, cada tres horas para extraer de forma directa la leche para su bebé. La leche materna directa tiene ventajas sobre la leche de banco, incluso cuando se logre tener un banco de leche materna prematuro con similitud de edades gestacionales.
La leche materna aporta todos los macronutrientes con las características propias de su edad gestacional. Se ha demostrado que la leche que produce la madre de un bebé prematuro tiene mayor contenido de proteínas de la de término (que el bebé prematuro necesita) y aporta los aminoácidos esenciales como la taurina, carnitina, cisteína y tirosina.
Imagen: wikimedia
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