Otro de los problemas de los que se habla en lo referente a la televisión y los niños es del exceso de publicidad que se emite en ella. Los niños son considerados como un público a tener en cuenta y por ello se les aborda de mil maneras con los anuncios. La publicidad dirigida a los niños debe estar bien regulada, y siempre controlada por padres, educadores, y los medios de comunicación.
Los niños son un blanco fácil en este tema, y por ello muchas empresas no dudan en utilizar todas sus armas para “meter por los ojos” sus productos. Es muy fácil convencer a los pequeños de que quieren lo que se está anunciando. En muchos de los anuncios, los productos se les muestran de una manera que les hace pensar que sin él no estarán a la moda y serán “diferentes” al resto de sus amigos o compañeros, esto como es lógico se adorna de mil formas para que de primeras el mensaje no parezca ese, pero al final, con lo que los niños se quedan es con que si no quieren ser diferentes al resto tienen que comprar.
Por un lado, en lo referente a la publicidad, se considera que el hecho de que el niño vea anuncios de comida, golosinas, refrescos, etcétera, potencia que en ese momento que está viendo la televisión se le antoje comer algo. Esto en momentos puntuales no debería ser un problema, sin embargo, si ocurre un día tras otro, podríamos terminar hablando de obesidad infantil. Igualmente contraproducente son aquellos anuncios de cosmética, ropa, champús para pelos perfectos… que en, los niños más mayorcitos, podrán provocar una obsesión por el físico.
Y si hablamos de publicidad, es casi imposible no hacer referencia a que los niños se vuelven consumistas, y llegan a estados de verdadera inquietud cuando no consiguen comprar aquello que desean.
Imagen obtenida de: graceuniversity.edu.