Hablábamos anteriormente de cómo enseñar a los niños a demostrar sus emociones. Poníamos un ejemplo de que si el niño está enfadado hay que buscar una fórmula “no destructiva” con la que pueda mostrar cómo se siente, como arrugando un papel de periódico… un acto que no hace daño a nadie y que sin embargo a los padres les va a servir para saber qué siente el niño. Más fácil va a ser cuando los sentimientos del niño sean positivos, si está contento saltará, reirá, abrazará a papá o a mamá, etcétera, prácticamente esto no habrá que enseñárselo porque lo harán casi que por sí solos.
Otro ejemplo claro de cómo enseñarles a demostrar las “emociones negativas” es practicando con el ejemplo, si un día papa o mamá está especialmente estresado, se le debe explicar al niño de manera que lo entienda cómo se siente, y contarles lo que va a hacer para pasar ese estado, por ejemplo: Me voy a dar un paseo para tranquilizarme, o me voy a tumbar en la cama a leer un rato… acciones positivas para un “estado negativo”. Seguro que ellos lo captan al vuelo, y cuando se sientan agobiados, nerviosos, etcétera, terminarán recurriendo a esas técnicas. Es cierto que a veces, los padres no pueden desaparecer durante un rato para relajarse y que explotan con gritos cuando se les acaba la paciencia (todos somos humanos), pero si esto ocurre no hay que dejarlo correr, y, más tarde, cuando haya vuelto la calma, se debe hablar con el niño y explicarle que esa no es la forma correcta de actuar cuando se está agobiado o estresado.
Es importante felicitar a los niños cuando son capaces de transmitir lo que sienten ya sean sentimientos positivos o negativos, y más aún en esas ocasiones en las que son capaces de entender cómo se sienten los demás y se preocupen por ellos. Hay que hacerles saber que los padres ven cómo ellos se ponen en la situación de otros, y que eso les hace sentirse orgullosos.
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